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miércoles, 2 de mayo de 2007


Entonces, en un dia
de abril nuestro Padre dijo:
<<a Aquél en lo Alto debeís
hacer, un sacrificio.
Un don de la prima parte
de todo cuanto teneís>>.

Yo, primogénito Caín,
recolecté tiernos brotes,
y los frutos más brillantes,
y la yerba más fresca.

Y él, segundogénito Abel,
sacrificó el más joven,
el más fuerte, el más tierno
de todos sus animales.

Sobre el altar de nuestro Padre
posamos los sacrificios
y prendimos fuego so ellos,
y el humo se los llevó
hacia Aquél en lo Alto.

El sacrificio de Abel,
segundogénito, olió
dulce a Aquél en lo Alto,
y Abel fue bendecido.

Yo, primogénito Caín,
fui golpeado desde lo lejos
por una severa palabra
y una maldición, pues indigno
resultó mi sacrificio.


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